Ilustración: Faver Rodríguez

La discriminación a las poblaciones minoritarias y las ineficiencias en el acceso a los sistemas de salud o a la educación de calidad no son, ni mucho menos, consecuencia de la prolongada cuarentena obligatoria decretada por el Gobierno para contener el avance del SARS-Cov-2.

Lo que hizo el asilamiento fue poner al descubierto una serie de inequidades enquistadas en el funcionamiento del Estado colombiano. Por supuesto, como resultado de las medidas adoptadas a partir de marzo de 2020, se han exacerbado esas desigualdades, se ha incrementado la desconfianza en las instituciones y en los individuos y han subido los niveles de estrés ,ansiedad y depresión que, sin duda, impactan de manera negativa la salud mental de la población.

En este especial, profesores de la Universidad de los Andes analizan la situación de las personas privadas de la libertad, de las que tienen alguna discapacidad, de los indígenas que viven en zonas apartadas y de los estudiantes más pobres del país. También proponen formas de recuperar la confianza y enfatizan que mejor que controlar es educar y enviar mensajes positivos que contribuyan al cambio de los comportamientos.